miércoles, 16 de mayo de 2012

Las Aventuras de los Goonboys - La Última Aventura - Cuarta Parte

Marcos estaba medio adormilado cuando escucho aquella voz con una dulzura indescriptible.

- Eh Marcos, despierta. Estás bien? Venga tenemos que salir de aquí. Marcos intentaba abrir los ojos y ponerse en pie. No había comido en varias horas y el dolor de cabeza se le había acentuado.

- De… de verdad….? Nos vamos de aquí…? – La salud se le iba con cada palabra.

- PUES CLARO QUE NO!!!!! ja ja ja ja!!! – el grito fue demoledor, seguido de un flash cegador. – Tus amigos no están colaborando Marcos… Esta última frase le dolía muchísimo más que el frio, el dolor de cabeza y sentirse el muñeco de un carcelero psicópata. Cada vez le costaba más levantar la cabeza para hablar.

- Ellos ven… - su voz era temblorosa y muy suave.

- Si no hablas más alto no podre oír lo que dices, Marcos… - “Un juego. Todo esto para él no es más que un maldito juego.”

- Ellos vendrán maldito loco!!! – Pensar en sus amigos y el enemigo al que se enfrentaban le habían dado el brío y la furia de antaño.

Se hizo un silencio tan incomodo que hasta empezó a dudar de lo que acababa de decir. “Por qué le estaba haciendo esto?” Fue volviendo lentamente a la esquina de la habitación con un profundo vacio interior. La voz volvió a pronunciarse en un tono casi paternal.

- Todo esto me duele Marcos. Pero es lo justo. –

Marcos rebuscaba en sus recuerdos intentando encontrar algo que decir. Había recuperado la memoria por completo.- “Justicia dice?” - Aquel día casi se ahoga y fue el principio del fin de su infancia. - “De qué mierda de justicia hablaba? Ese sitio es un asco.“ - Introdujo la mano en el bolsillo impulsivamente, como buscando el móvil y poder pedir ayuda. Pero era inútil, las veces que lo intentó no sirvieron de nada. El silencio por fin se rompió.

- Dime una cosa Marcos. Cómo crees que van a superar las pruebas que les he puesto con una embarazada en el grupo?

- Qué??? Quién está embarazada???

- Tic-tac-tic-tac-tic-tac. ja ja ja ja!!!

Paula miró a Luis y luego al resto de amigos presentes.

- A mí esto me da mucho miedo – Luis asentía mientras observaba su sándwich aun sin estrenar. El viaje a San Gonzalo había despertado viejos recuerdos, todos ligados a viejas aventuras: El lago y su misteriosa agua caliente, aquel juguetero que intentó robar el pueblo, el hermano gemelo del alcalde, el jardín de aquel flautista amigo de las ratas o aquella en la que pilló a Gregorio y María besándose. Miraba los dos panes como si todos esos recuerdos estuvieran allí metidos y estuviera meditando si hincarles el diente o no.

- A mí también – dijo Gregorio – Esto es muy serio. Pero creo que... -

- Como vamos a entrar sin un mapa? Y si tardamos mucho? y si le pasa algo a Marcos? - María hablaba a un tono muy alto y sus ojos estaban muy abiertos.

- Ya tenemos la pista que necesitabamos no? Aunque mira, si te vas a poner asi podriamos llevarnos una ouija - dijo Paula impaciente

- Y de donde vamos a sacar una ouija? - El terror se habia convertido en nerviosismo.

- Aquella que usabamos tiene que estar en una en las cajas. Si la encontramos... –

- No te acuerdas la de cosas que había aquí? - dijo María recriminando con cierto enfado. Era evidente que no se veían mucho – Tiene que haber un montón de cajas.

- 24 cajas y 7 bolsas de basura, para ser exactos. – Dijo Gregorio acostumbrado a que todo quede muy claro. - Pero que... -

- Tampoco son tantas – Interrumpio Paula – en los conciertos siempre estais metiendo y sacando cosas de cajas no? -

- Pero lo que buscamos no es un piano querida hermanita, sino un tablero asi de fino. Además, dejaríamos todo hecho un desastre. Creo que sería mejor llamar a la policía, o a un detective privado. Ay Gregorio!! esto no me gusta nada... -

- Oye que a mí no me importa volver a empaquetar, de verdad. Pero calmaos un segundo, yo creo que... -

- Eso no será necesario… - Dijo Luis mientras se ponía en pie. Ya no quedaba ni rastro del sándwich. Miró a Paula durante unos segundos y se dirigieron a la puerta. – Seguidme hasta la Iglesia. Quiero comprobar algo – Su tono era aún dubitativo, pero por fin alguien tomaba de verdad la iniciativa. Gregorio tendio la mano a Maria y a pesar de las protestas consiguio que esta se pusiese en pie y caminase lo mas rapido posible.

En pocos minutos se encontraban frente a la Iglesia. Era como la recordaban pero mucho más deteriorada. El negro campanario no había sido reparado y habían sellado el pozo. La vegetación había crecido y se estaba apoderando de los muros de la Iglesia y de toda la valla perimetral, en la que se apoyaba un cartel que dictaba “Próximamente: El barrio alto de San Gonzalo. Arquitectos: Leopoldo Cruz & Marcos Martin”. A Gregorio se le empañaron las gafas, María y Luis se quedaron boquiabiertos y Paula se dejó caer en la puerta buscando un punto de apoyo. La reja cedió y crujió al abrirse.

“Ñññññññññññññiek….”

Varios gatos huyeron hacia los arboles. Una vez arriba se quedaron observando a los recién llegados con sus ojos brillantes. Luis se adelantó e hizo un gesto hacia la parte trasera, donde estaba el cementerio. Era un sitio realmente feo. Había mucho desorden y las tumbas que quedaban en pie eran de mala calidad.

- Veréis. – ahora sí que le temblaba la voz.- En la clínica tratamos a mucha gente pobre. En el fondo no son malas personas. Si tú les ayudas ellos te tratan bien y te cuentan cosas. Cosas que hacen, aunque a ti te parezcan que están mal. Sabíais que muchos de ellos entierran a sus muertos en sus casas porque no tienen dinero para pagar el cementerio? Entonces, no sé, se me ocurre que si, como dice Gregorio, lo que buscamos es la entrada de los mártires, pues habrá que buscar una fosa o algo…

- Eso es colega – Gregorio estaba tan asombrado como emocionado – Una fosa. Un sitio marcado con piedras, un árbol o un…

- O un montón de huesos… - todos se giraron donde estaba María – Es aquí chicos.

Así concluye la primera parte de Las Aventuras de los Goonboys – La última aventura. Muy pronto podrás leerla al completo.

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