
[Viene de Las Aventuras de los Goonboys, "La Cueva de las Brujas". Primera Parte]
Un enorme laberinto se extendia ante ellos, solo que este, tenía las paredes con las joyas mas preciosas y brillantes que pudieran imaginar en su aún corta vida. El brillo de las miles de joyas que decoraban las paredes del laberinto, hacia que no hiciera falta ninguna luz natural para iluminar la cueva. Los chicos se habían quedado de piedra, María se dirigía hacia las piedras preciosas como hipnotizada, sin pensarlo dos veces arranco una de la pared, y la observo en sus manos. Entonces vino lo peor.
Toda la cueva se apago de inmediato, y se escucho un fuerte viento, Marcos saco de su mochila una pequeña linterna, tardaron un rato en darse cuenta de lo que había pasado, todo el laberinto, se había movido sobre sí mismo, la entrada por donde habían venido estaba ahora tapada por una gruesa pared, y se encontraban con una única salida, seguir solo hacia adelante.
Mientras Paula le echaba la bronca a María por haber cogido la joya de la pared, Luis y Gregorio examinaban con las linternas que trajo Marcos la manera de seguir avanzando. María pedía perdón pero mientras lo hacia se guardaba en la mochila la gema que acababa de conseguir.
El avance por los estrechos y oscuros caminos, era tortuoso, a penas se podía distinguir nada con la luz de la linterna. El laberinto parecía no tener final, cada paso que daban se encontraban con un callejón sin salida. Ya no sabían si era el viento que se colaba por algún resquicio, o el aullido de alguna bestia subterránea, que les esperaba en la oscuridad, en cualquier rincón. Habían perdido la noción del tiempo, y la orientación. Se escuchaba la respiración entrecortada de todos los chicos, y Paula estaba apunto de echarse a llorar de la propia desesperación. Presas del agobio y del cansancio, terminaron deteniéndose frente a una pared a oscuras, hablaban y discutían de por donde deberían ir, cada uno tenía una opinión diferente al respecto, y cada vez la discusión se estaba haciendo mas y mas fuerte.
Gregorio estaba dando vueltas con su linterna, mientras los demás no dejaban de discutir, y entonces descubrió lo que podría ser la forma de salir, por casualidad habían topado de nuevo con la misma pared del principio, según Gregorio, si volvían a dejar la joya en su sitio, todo se volvería a iluminar, y tal vez volvería a girar, viendo fácilmente la salida, como cuando llegaron.
El problema era convencer a María, que por algún extraño motivo no se quería desembarazar de la joya bajo ningún concepto. No le valían los argumentos de Paula, la cual entre sollozos pedía volver a ver a sus padres, o los de Marcos, que cariñosamente le pedía que la entregara, ni siquiera los de Gregorio diciendo que algún día se quedarían sin provisiones, conseguía cambiar de parecer a María.
Tuvo que ser al final Luis, apelando al sentido de supervivencia, que todos eran amigos, y que solo conseguirían salir de allí, haciendo una piña. Entonces María como si despertase de un sueño, le dio la joya a Luis, y este la puso de nuevo en la pared.
Tal y como dijo Gregorio toda la habitación se ilumino, y las paredes comenzaron a girar de nuevo. Por el lado bueno, vieron una salida hacia el Norte, por el lado malo...esa no era la salida por donde entraron, así que tendrían que continuar hacia delante, sin saber que nuevos peligros se cruzarían en sus caminos.
Cuando atravesaron la salida la pared se desmorono, todo estaba en la más absoluta oscuridad, y una voz cascada, y que parecía provenir de todos lados, resonó por la caverna, "Bienvenidos a mi hogar"
[continuará]