Justo en el momento en que el leviatán y la cofradía pirata entraron en
escena también lo hizo una ráfaga de frío polar que apagó, de una vez,
todas las velas de la choza del Viejo Cuervo. No me importa reconocer
que yo pegué un pequeño graznido de miedo, al igual que hicieron los
niños. La pequeña Roxane, además, se agarró a los brazos de sus dos
amigos Claude y Lauren.
El Viejo Cuervo reía con la reacción de los niños. Si no supiera que los
humanos no tienen facultad para mandar sobre las fuerzas de la
naturaleza pensaría que el mismo anciano había traído esa condenada
ráfaga para dar mayor fuerza al giro que acababa de dar su historia.
El viejo se levantó de su vieja butaca y, una a una, fue encendiendo las velas de su chabola.
-Ja, ja, ja. No se preocupen niños, es una reacción muy normal cuando llegamos a este punto de la historia.-
El anciano azuzaba el fuego de la chimenea con su propio bastón.
-Acercaos al fuego, aquí estaréis más calentitos. –
Los niños le hicieron caso, pero no desaprovecharon el viaje ya que se
apoderaron, además, de las últimas galletas que quedaban en el bote
sobre la mesa.
Cierto es que la noche enfriaba y a pesar de mis plumas sentía bastante
frío, de manera que me aventuré a atravesar el umbral de la ventana y me
posé en una de las vigas más altas que sostenían el techo de la casa.
-Bien, ¿por dónde lo dejamos? – el viejo se dejaba caer de nuevo en su sillón levantando una gran cantidad de polvo.
Claude se adelantó. - ¡El Capitán Pata de Palo de Helado tenía al gran
leviatán en la popa…!-.-¡ y al resto de piratas en la proa!- continuó
Roxanne.
-Ah, sí. En buen embrollo estaba metido nuestro pérfido pirata, ¿verdad niños?. ¿Y cómo creéis que logró escapar?-.
Claude, dio un respingo y cogiendo una de las ramas que tenía la
chimenea como su destino empezó a moverlas como si estuviera espantando
moscas. – ¡Se volvió hacia los 20 galeones piratas y fue asaltándolo uno
a uno hasta que acabó con todos!-. Entonces fue Lauren quien se levantó
a continuación. - ¡Sí!, y ¡luego giró sobre el leviatán y disparó toda
su carga de munición derrotándolo!-.
-Ja,ja,ja. Si, esa podía haber sido una buena forma pero no fue eso lo que pasó. –
Los niños se sentaron decepcionados y a mí se me escapó un, - ¡venga ya,
cuenta lo que paso, viejo!-, claro que los humanos solo escucharon
graznidos pero suficiente para que, ahora uno de los niños, me volviera a
lanzar unos de sus zapatos. Los humanos y sus zapatos, ya podían
haberme lanzado un trozo de esas apetitosas galletas.
Pero bueno, tras esta breve interrupción por mi parte, el Viejo Cuervo continuó la historia.
-El Pirata de Pata de Palo de Helado no se había encontrado jamás en una
situación como esta. Enseguida andanadas de cañones empezaron a caer
sobre su querida “Tempestad Ciega”. Su tripulación, que no se puede
decir que fuera del todo fiel, comenzó a abandonar el barco viendo lo
que se le venía encima por ambos sentidos. Entonces, el pirata, que no
pensaba rendirse sin luchar hizo lo único que podía hacer. Cogió el
timón y con todas las velas de su navío desplegadas se dirigió hacia el
gran leviatán que abrió su gigantesca boca tragándose de un solo bocado
el enorme barco.-
Impertérrito me encontré con el pico abierto y desde mi atalaya pude ver
la cara de estupefacción de los pequeños oyentes. El Viejo Cuervo los
miraba sonriendo. Roxane levantó la mano, se podía ver la tristeza en su
cara. – Pero, ¿el pirata está muerto?-. Roxane miraba a sus dos amigos y
volvía a alzar la mirada hacia el anciano, estaba a punto de romper a
llorar.
-Ja,ja,ja. No os preocupéis niños. Todavía queda mucho que contar. –
-El pirata despertó en lo que parecía era una cueva y con un dolor
enorme en la pierna. Sobre él volaban pequeños insectos luminosos. Él no
lo sabía entonces pero eran Doleks, pequeñas criaturas que habitaban en
el interior de esa gigantesca criatura. La luz que emitían permitía al
pirata ver que se encontraba, sobre los escasos restos de su barco del
que solo se habían salvado el cargamento de helados y su pequeña cría de
nogard que revoloteaba por el interior de la criatura intentando cazar a
los Doleks. Pero no todo eran buenas noticias para el pirata ya que uno
de los enormes mástiles de su barco había caído sobre su pierna
aplastándola totalmente.-
Los tres niños se agarraron su pierna como si el mástil hubiera caído
sobre ellos. A decir verdad yo también me encontré acariciándome mi pata
con el pico y haciendo el dolor del pirata el mío propio. He de
reconocer que el maldito Viejo Cuervo contaba muy bien la historia.
-De esta manera el Pirata tuvo que tomar una gran decisión y es que con
su pierna atrapada no podía llegar a su único sustento para sobrevivir
en el interior del animal. Si, los helados. De manera que sin pensarlo,
cogió su sable y de un tajo se rebanó la pierna. Cojo pero vivo, ya que
ahora podía comer y así sobrevivió durante semanas. Los palos de los
helados se iban acumulando formando una enorme montaña. Entonces una
idea cruzó por la cabeza del pirata. Uno a uno, con los palos de los
helados fue formando una enorme pata que unió y endureció gracias al
gélido aliento de Rosalinda. Y es que al igual que el fuego que sale de
la garganta de los dragones no puede ser apagado, el hielo de los
nogards no puede ser derretido.-
Los tres niños emitieron al unísono un – alaaaaaaaaaaaaa-. Pero pronto
e igual de sincronizados los tres niños continuaron - ¿pero cómo salió
del leviatán?.-
El anciano sonrió continuando su relato.
-Mil vueltas le dio el Pirata Pata de Palo de helado a la manera salir
de las entrañas del gigantesco animal. Lo intentó haciéndole cosquillas,
lo intentó creando una fogata en su interior pero no hubo manera. Las
semanas pasaban, y los meses también. Además, sus reservas de helado se
le acababan. Pero en su obsesión por salir del estómago del leviatán, el
pirata no se dio cuenta de algo que a la postre sería crucial para su
huida y es que su querida Rosalinda había crecido mucho durante ese
tiempo y ya era toda una nogard adulta. Había triplicado su tamaño, así
como su fuerza. De esta manera, el Pirata de Pata de Palo de Helado no
tuvo más que esperar a que el leviatan abriera sus gigantescas fauces
cuando atacara a otro barco para salir de su interior subido a lomo de
Rosalinda. Pero el Pirata quiso llevarse un recuerdo de esta aventura y
antes de escapar y con un cabo de su nave asió uno de los grandes
colmillos de la bestia que con la fuerza de la nogard consiguió
arrancar.-
-Apenas tardó unos días en llegar a isla tortuga el Capitán Pata de Palo
de Helado con su trofeo, ese que daba fe de su enfrentamiento y
victoria sobre el Leviatán. La noticia corrió como la pólvora y la
primera que no la última hazaña de este pirata pronto llegó a los
confines de todo el caribe.-
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah-. Fue la respuesta de los tres niños a
la historia que les acababan de contar. Una sonrisa de oreja a oreja
cruzaba sus caras. Esa noche se irían a la cama y soñarían con piratas y
leviatanes.
-¡Por favor, cuéntanos otra!- Fue Roxane la primera en levantarse. Pero los dos amigos la siguieron enseguida.
-Lo siento chicos, es tarde y tenéis que regresar al poblado-. De esta
manera el Viejo Cuervo zanjó la discusión. Los niños, no protestaron,
pues sabían que si obedecían al Viejo este les obsequiaría otro día con
una de sus grandes historias, y marcharon hacia casa sin protestar.
Me sentía un poco responsable de los chavales de manera que los seguí
hasta que estuvieron seguros en el poblado. Sólo entonces emprendí mi
camino hacia el sur y fue cuando sobrevolaba la choza del anciano cuando
vi una gran sombra encima de mí. Sorprendido miré hacia arriba pero
solo vi la luna. Creo que esa noche yo también soñaría con piratas y
nogards, pensé, y seguí mi camino.
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