viernes, 20 de junio de 2014

La Historia del Pirata de la Pata de Palo... de Helado - Tercera Parte

 - Tardó casi una semana el pirata en llenar las bodegas de “La Tempestad Ciega” con helados de todos colores y sabores - El Viejo Cuervo más que contar una historia, parecía estar recordándola. Me fijé en su cara, rasgos, facciones intentando estimar su edad por si fuera posible que... pero al carecer de pico y plumas, no pude sacar en claro nada más allá de saber que era muy viejo - Fresa, piña, banana y chirimoya. Aguacate, merengue, mango y uva. Tutifruti, galleta, chocolate y melón ¡Hasta de alcachofa y licor!

De un puerto a otro iba el pirata dejando sin existencias las heladerías de todo el Caribe. Ni en Tortuga, Puerto Príncipe, Caimán o Santiago se podía encontrar ni una gota de helado. Claro, cuando el resto de los piratas supieron que era lo que pasaba, no tardaron en poner precio a la cabeza de Pata Palo de Helado ¡Con el calor que hacía y sin poder tomarse un refrescante helado!

Y así, con el cargamento lleno de helado, el pirata que se convertiría en Pata Palo de Helado puso rumbo a su destino, al mar de más allá de[...]

La pequeña Roxane había permanecido en un profundo silencio desde que el Viejo Cuervo había revelado el secreto de los helados que el tuerto había contado. A medida que el viejo continuaba su relato, su frente se arrugaba cada vez más, hasta que al tomar la textura de una apetitosa nuez por fin estalló:

- ¡Un momento! ¡Aquí hay algo que no encaja! - Bramó como haría su padre en el consejo, con tal autoridad que hizo callar al mismísimo Cuervo - ¿Helados en un barco pirata? Creo que nos estás tomando el pelo ¿¡Cómo es que no se derriten!? ¡Explícanoslo!

¡Demonios voladores, era cierto! Hasta se me calló del pico una baya que distraidamente picoteaba mientras escuchaba el relato. La pequeña tenía razón ¿Se estaba acaso el Viejo Cuervo inventando toda la historia?

- Veo que no me pasáis una - el viejo frunció el ceño, pero sólo para tomar fuerzas y levantarse de su butacón - Está bien, os lo explicaré. Al fin y al cabo, es algo que forma parte de la historia. Pero antes, ¿Quién quiere unas galletas con pepitas de chocolate?

La respuesta de los tres jóvenes fue tan parecida a la que tendrían tres polluelos cuando cuando su madre regresa al nido con jugosos y coleantes gusanos que me hizo preguntarme cómo sería posible que humanos y cuervos fuéramos pese a todo lo que nos diferencia tan afines.

Tras dejar el enorme bote con las galletas en el centro de la mesa el Viejo Cuervo continuó su historia mientras los tres jóvenes se abalanzaban sobre su contenido.

- ¿Queríais saber cómo es que no se derretían los helados? - Preguntó divertido mientras los observaba el Viejo Cuervo - Eso era, ¿verdad?

- Himmm - fue toda la respuesta que pudieron dar los tres amigos tras llenar con ansias sus bocas de galletas

- Pues resulta que en las bodegas de “La Tempestad” guardaba el fiero pirata una joven cría de - el viejo volvió a hacer una parada para darle dramatismo al relato - ¡Nogard!

¡Un nogard, un nogard!, exclamé excitado en forma de graznido, ¡Pata Palo de Helado tenía un nogard, claro, eso tenía sentido! Los chicos en cambio más bien parecían confusos. Bueno, he de admitir que mismo también lo estaba. Tras mi entusiasmo inicial por el brillante giro que había dado la historia, ahora me encontraba un tanto avergonzado, ¿Que diantres era un nogard?

Algo tuvo que notar el Viejo Cuervo en nuestras caras porque extrañado preguntó:

- ¿Acaso no sabéis lo que es un Nogard?

- Una... ¿montaña muy alta? - se atrevió a adivinar Lauren sacándose media galleta de la boca para poder hablar

- Ni de lejos. Pero un dragón si sábeis lo que es, ¿verdad chicos?- el Viejo Cuervo alborotando el pelo del tímido Lauren - Pues un nogard es justo lo contrario. Son bondadosos y amigables y por su boca, en vez de un fuego abrasador, lo que sale es un aliento tan gélido que es capaz de mantener congelada toda una bodega de helados. Y eso es precisamente lo que en secreto guardaba Pata Palo de Helado en la bodega, a Rosalinda. Una joven y preciosa hembra de nogard.

Tras la explicación del Viejo Cuervo Roxane se rascó con ciertas dudas la cabeza. Lo mismo intenté hacer yo, pero mis alas no son tan precisas y tras intentarlo un par de veces tuve que conformarme con rascarme con el quicio de la ventana.

- ¡Está bien! - Roxane parecía bastante conforme - ¡Ahora todo tiene sentido!

- ¡¡Sí!! - intervino un sobreexcitado Lauren, oir la palabra dragón en un relato de piratas era más de lo que cualquiera podía resistir - Aunque el año que viene nos tendrás que contar la historia de cómo el pirata encontró a Rosalinda.

- Está bien, el año que viene os contaré la historia de Rosalinda. Una extraordinaria criatura, bella e inteligente, nada que ver con esas negras aves, portadora siempre de malas noticias, que en esta época del año nos visita.

Ante los prejuicios del Viejo, protesté desde mi atalaya. Eso es falso y además mentira, todo pura superstición. Así lo hice saber a la audiencia agitando mis alas de una manera aireada. Sin embargo, aunque me vieron, lo más que conseguí fue un zapatazo del Viejo Cuervo. Lo esquivé sin muchos problemas y allí me quedé para terminar de oir el relato.

- Y es a escasas millas de la costa de Tortuga dónde ahora nos encontramos. "La Tempestad Ciega" navega con sus bodegas repletas de helado y con Rosalinda enfriándolos, cuando desde el puesto de vigía el pirata que estaba de guardia avisa del avistamiento de un leviatán. Pero no de uno cualquiera - el viejo sube el tono de golpe asustando a los tres amigos - ¡El leviatán más grande que hubiera visto nunca nadie antes! ¡El Gran Leviatán!

Pero no acaban ahí los problemas de Pata Palo de Helado, que viendo la magnitud de su contrincante y pese a los pérfidos consejos del tuerto de Antioquía, se plantea dar la media vuelta. Nada más dar la voz, el vigía vuelve a dar un nuevo aviso. La cofradía de piratas al completo estaba justo tras ellos. Una veintena de barcos piratas ávidos de helado y sangre.

Y así, con el monstruo marino más grande que nadie recordara haber visto bufando en proa y una armada de barcos pirata en la popa, Pata Palo de Helado desplegó la cien velas de "La Tempestad Ciega" y puso rumbo a su destino, sin saber que ese destino le daría el apodo más temible de todos los habidos para un pirata.

[continuará]

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