- Tardó casi una semana el pirata en llenar las bodegas de “La
Tempestad Ciega” con helados de todos colores y sabores - El Viejo
Cuervo más que contar una historia, parecía estar recordándola. Me fijé
en su cara, rasgos, facciones intentando estimar su edad por si fuera
posible que... pero al carecer de pico y plumas, no pude sacar en claro
nada más allá de saber que era muy viejo - Fresa, piña, banana y
chirimoya. Aguacate, merengue, mango y uva. Tutifruti, galleta,
chocolate y melón ¡Hasta de alcachofa y licor!
De un puerto a otro iba el pirata dejando sin existencias las heladerías
de todo el Caribe. Ni en Tortuga, Puerto Príncipe, Caimán o Santiago se
podía encontrar ni una gota de helado. Claro, cuando el resto de los
piratas supieron que era lo que pasaba, no tardaron en poner precio a la
cabeza de Pata Palo de Helado ¡Con el calor que hacía y sin poder
tomarse un refrescante helado!
Y así, con el cargamento lleno de helado, el pirata que se convertiría
en Pata Palo de Helado puso rumbo a su destino, al mar de más allá
de[...]
La pequeña Roxane había permanecido en un profundo silencio desde que el
Viejo Cuervo había revelado el secreto de los helados que el tuerto
había contado. A medida que el viejo continuaba su relato, su frente se
arrugaba cada vez más, hasta que al tomar la textura de una apetitosa
nuez por fin estalló:
- ¡Un momento! ¡Aquí hay algo que no encaja! - Bramó como haría su padre
en el consejo, con tal autoridad que hizo callar al mismísimo Cuervo -
¿Helados en un barco pirata? Creo que nos estás tomando el pelo ¿¡Cómo
es que no se derriten!? ¡Explícanoslo!
¡Demonios voladores, era cierto! Hasta se me calló del pico una baya que
distraidamente picoteaba mientras escuchaba el relato. La pequeña tenía
razón ¿Se estaba acaso el Viejo Cuervo inventando toda la historia?
- Veo que no me pasáis una - el viejo frunció el ceño, pero sólo para
tomar fuerzas y levantarse de su butacón - Está bien, os lo explicaré.
Al fin y al cabo, es algo que forma parte de la historia. Pero antes,
¿Quién quiere unas galletas con pepitas de chocolate?
La respuesta de los tres jóvenes fue tan parecida a la que tendrían tres
polluelos cuando cuando su madre regresa al nido con jugosos y
coleantes gusanos que me hizo preguntarme cómo sería posible que humanos
y cuervos fuéramos pese a todo lo que nos diferencia tan afines.
Tras dejar el enorme bote con las galletas en el centro de la mesa el
Viejo Cuervo continuó su historia mientras los tres jóvenes se
abalanzaban sobre su contenido.
- ¿Queríais saber cómo es que no se derretían los helados? - Preguntó
divertido mientras los observaba el Viejo Cuervo - Eso era, ¿verdad?
- Himmm - fue toda la respuesta que pudieron dar los tres amigos tras llenar con ansias sus bocas de galletas
- Pues resulta que en las bodegas de “La Tempestad” guardaba el fiero
pirata una joven cría de - el viejo volvió a hacer una parada para darle
dramatismo al relato - ¡Nogard!
¡Un nogard, un nogard!, exclamé excitado en forma de graznido, ¡Pata
Palo de Helado tenía un nogard, claro, eso tenía sentido! Los chicos en
cambio más bien parecían confusos. Bueno, he de admitir que mismo
también lo estaba. Tras mi entusiasmo inicial por el brillante giro que
había dado la historia, ahora me encontraba un tanto avergonzado, ¿Que
diantres era un nogard?
Algo tuvo que notar el Viejo Cuervo en nuestras caras porque extrañado preguntó:
- ¿Acaso no sabéis lo que es un Nogard?
- Una... ¿montaña muy alta? - se atrevió a adivinar Lauren sacándose media galleta de la boca para poder hablar
- Ni de lejos. Pero un dragón si sábeis lo que es, ¿verdad chicos?- el
Viejo Cuervo alborotando el pelo del tímido Lauren - Pues un nogard es
justo lo contrario. Son bondadosos y amigables y por su boca, en vez de
un fuego abrasador, lo que sale es un aliento tan gélido que es capaz de
mantener congelada toda una bodega de helados. Y eso es precisamente lo
que en secreto guardaba Pata Palo de Helado en la bodega, a Rosalinda.
Una joven y preciosa hembra de nogard.
Tras la explicación del Viejo Cuervo Roxane se rascó con ciertas dudas
la cabeza. Lo mismo intenté hacer yo, pero mis alas no son tan precisas y
tras intentarlo un par de veces tuve que conformarme con rascarme con
el quicio de la ventana.
- ¡Está bien! - Roxane parecía bastante conforme - ¡Ahora todo tiene sentido!
- ¡¡Sí!! - intervino un sobreexcitado Lauren, oir la palabra dragón en
un relato de piratas era más de lo que cualquiera podía resistir -
Aunque el año que viene nos tendrás que contar la historia de cómo el
pirata encontró a Rosalinda.
- Está bien, el año que viene os contaré la historia de Rosalinda. Una
extraordinaria criatura, bella e inteligente, nada que ver con esas
negras aves, portadora siempre de malas noticias, que en esta época del
año nos visita.
Ante los prejuicios del Viejo, protesté desde mi atalaya. Eso es falso y
además mentira, todo pura superstición. Así lo hice saber a la
audiencia agitando mis alas de una manera aireada. Sin embargo, aunque
me vieron, lo más que conseguí fue un zapatazo del Viejo Cuervo. Lo
esquivé sin muchos problemas y allí me quedé para terminar de oir el
relato.
- Y es a escasas millas de la costa de Tortuga dónde ahora nos
encontramos. "La Tempestad Ciega" navega con sus bodegas repletas de
helado y con Rosalinda enfriándolos, cuando desde el puesto de vigía el
pirata que estaba de guardia avisa del avistamiento de un leviatán. Pero
no de uno cualquiera - el viejo sube el tono de golpe asustando a los
tres amigos - ¡El leviatán más grande que hubiera visto nunca nadie
antes! ¡El Gran Leviatán!
Pero no acaban ahí los problemas de Pata Palo de Helado, que viendo la
magnitud de su contrincante y pese a los pérfidos consejos del tuerto de
Antioquía, se plantea dar la media vuelta. Nada más dar la voz, el
vigía vuelve a dar un nuevo aviso. La cofradía de piratas al completo
estaba justo tras ellos. Una veintena de barcos piratas ávidos de helado
y sangre.
Y así, con el monstruo marino más grande que nadie recordara haber visto
bufando en proa y una armada de barcos pirata en la popa, Pata Palo de
Helado desplegó la cien velas de "La Tempestad Ciega" y puso rumbo a su
destino, sin saber que ese destino le daría el apodo más temible de
todos los habidos para un pirata.
[continuará]
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