viernes, 2 de enero de 2015

Relato breve de Halloween. No compres lo que no puedes pagar - Tercera parte


https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvJRNEPX37cCHl-MIZaMxdIno7RIhg-BdzaY9qd9hAr54f9rGihqF-j1RtUoPjNr1x07QBiY8e9c4YYyuJM5Ke0qbH88ewaASHYrO7iuv6mq2-rQN_QTQGAoo0phVavg4XskMHzL3EPc8/s1600/unnamed.jpgEsta vez no había nadie mirándola. Se encontraba sola con esa extraña calidez en la piel que la inundaba con memorias de otros tiempos, como un anhelo ya olvidado.

En el horizonte oscuro un lejano lucero nació. Había algo dentro de aquella luz. Intentó acercarse pero el lucero se desvanecía, como si la rechazara inseguro. Otro lucero surgió a sus espaldas. Dos luces. Dos ojos. “¿Sois vosotros?”. Pero cuanto más se acercaba más se desvanecía el lucero que la enfrentaba. Se acercó y se acercó hasta que lo hizo desaparecer. 

Un torrente de luz la hizo voltearse. El lucero que quedaba atrás se había hecho tan grande que la envolvía como a un insecto. Pero no había solo luz ahí. A través de él se podía ver. Podía ver cosas…

En esa noche oscura de lluvia uno de sus amigos corría a través del bosque. Pero ella no se mojaba. “¿Estaré a salvo aquí?” Su amigo se cercioró de que nadie le seguía y se detuvo a recuperar el aliento. “No te confíes”. La Muerte, aquella sombra incansable, husmeaba aquel páramo. Cerca. “Detrás de ti” “!Entre los matorrales!”. Ella corrió a avisar a su amigo a salvarle de aquella amenazadora visión que se alzaba terrorífica. Pero como le ocurre a la noche cada mañana en esa rueda del tiempo que se repite incansable, al acercarse al lucero, éste acabó desapareciendo.

“!No!” Su amigo estaba en peligro. “!Vuelve!” Irremediablemente lo que era una imagen clara se hizo poco a poco tenue luz, mientras que detrás de ella se intensificaba otra mas brillante y fuerte. De nuevo una imagen terrorífica la acosaba. Una de sus amigas había caído en un barrizal y no podía levantarse. Cuanto más luchaba contra la tierra más se hundía. Ella buscaba desesperadamente dónde agarrarse pero por culpa de la caída había perdido sus gafas. De nuevo la sombra en los matorrales. Esta vez sostenía una enorme piedra entre las manos. “Sal de ahí”. Pero su amiga no podía oírla. Intentó correr hacia ella y salvarla pero sus piernas no consiguieron tocar suelo. Por más que luchaba, por más que se esforzaba, apenas conseguía avanzar. “¿o es la imagen la que se hace más pequeña?”

No tuvo tiempo de averiguarlo. Cada esfuerzo hacia su amiga en peligro traía consigo una luz más  y más intensa sobre su cabeza. Un eco lejano arrastraba consigo risas y aplausos. El público estaba apareciendo de nuevo como escarchas de humo, como almas en pena. Todos llevaban mascaras horribles. Todos estaban mutilados. Todos la miraban reprochando. “Dejadme en paz”.

Esta vez la persona que apareció tras de sí en el lucero era ella misma. Tenía las manos llenas de sangre. Ya no podía correr más. Estaba cansada, mojada y horrorizada. Se había cobijado en una cueva. Estaba entre las sombras. “¿Estaré a salvo aquí?” Pero lo que nace en las sombras puede ver en las sombras. Y allí estaba la Muerte paciente, esperándola con su afilada hoja en, su máscara blanca, sus ojos sin vida… Su sed de sangre infinita.

Sabía lo que iba a pasar. Sabía que nadie vendría a ayudarla. Sabía que nadie podría oírla. Todo había acabado. “¿Todo?”. En el instante en el que la resignación hizomella sacó aún fuerzas para un últimogesto de valentía. Miró cara a cara a la Muerte. Tenía algo que decirle. Pero a quien se encontró de frente no era un ser mitológico. Era una persona. Una persona que conocía estaba dispuesta a asesinarla fríamente.

Todo se nubló. Todo se hizo oscuridad. El público la miraba y lloraba con ella. “El precio de vivir es el dolor”. No quería ver a nadie. Alguien la estaba presionando. Podía sentirlo todo de nuevo. Revivir la pesadilla. “Los muertos no sienten nada”.

Ahora estaba todo claro. Podía sentir a la persona en el otro lado. Podía sentir la llamada. El público se puso en pie y señaló hacia lo más alto. Sí, ese era el camino hacia la luz y el calor. Alguien la esperaba para hablar con ella. Alguien que tendrá que pagar un precio por hacerle revivir recuerdos que hace tiempo decidió olvidar.

Su espíritu dejó por un momento a un lado la Muerte y se manifestó en el mundo de los vivos. 

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