Calvo como una sandía - Indice
Calvo
como una sandía, de cabeza redonda y reluciente, lisa y suave, sin
imperfección alguna. A trasluz podían entrevérsele las ideas, todas, las
bondadosas y las perversas. Dormía con un gorro que le tapaba hasta las
orejas por miedo a que se le escapasen los sueños. De día lucía su
inmensa llanura capital sin atuendos ni adornos, apenas mecida por unos
hombros erguidos y un andar perfectamente acompasado, con sus pausas
estudiadas y medidas al milímetro. Cada mañana sacaba brillo a su gran
calvicie con una gamuza nueva tocada por unas gotas de aceite de
almendras y vinagre de manzana. Este ritual invariable le confería un
olor característico, aroma de dulce orgullo, de bien pagada
satisfacción, fragancia no poco habitual, pero inmensamente distinta en
cada individuo. Calvo nació, y calvo permaneció, por lo que nunca usó
peines o champús, y cuando se lavaba la cara, el enjuague terminaba más
allá de la nuca.
Así comienza "Calvo como una sandía". Puedes leerlo siguiendo nuestro índice:
Primera Parte -
http://loscuatromilcuatrocuentos.blogspot.com.es/2012/11/calvo-como-una-sandia-primera-parte.html
Esperamos que os guste tanto como a nosotros, ¡un saludo a todos!
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