Cuando Ronnie entró en la planta 42 del centro de congreso de Los Angeles vió, una vez más, el resultado del fracaso en su trabajo. Todos estaban muertos: Ralph, Adam, Tom,.... John, incluso los perros.
Su conversación con John había dado tiempo para que los grupos Alfa y Beta de las fuerzas especiales tomaran posiciones; Accedieran a la planta a través del hueco del ascensor y se situaran en el falso techo a través de los conductos de ventilación. Mientras, el grupo de técnicos Omega cortaba cualquier tipo de comunicación y emisión que pudiera salir del edificio (excepto la llamada telefonica entre Ronnie y John). Ninguna señal de audio, video ni datos podría salir, ni entrar en el edificio ya fuera por cable o aire. Con esto evitaban que desde el propio edificio se pudiera emitir las imágenes o mandar una señal a alguien que pudiera enviarla.
El asalto apenas duró unos segundos. John y sus amigos no tuvieron ninguna oportunidad. Primero cayeron los perros, a continuación los secuestradores. Ninguna baja en los rehenes, -un trabajo perfecto- comentaba uno de los soldados.
- Si, perfecto- repetía Ronnie en voz baja mientras contemplaba el cuerpo sin vida de John sin poder evitar que se le escapara más de una lágrima.
-Sargento- una llamada por el comunicador, le saco de su ensimismamiento. - ¿Si?- contestó intentando recuperar la compostura.- Señor, han cogido al lider de los secuestradores-, -¿como?, contestó sorprendido Ronney- Si señor, ha confesado y quiere hablar con usted-.
...
Ronnie miraba al padre Fenris a través del amplio cristal. Sentado en una silla de ruedas contemplaba fijamente el ventanal que les separaba. Ronnie pensaba que parecía que le miraba fijamente a los ojos. Permanecía tranquilo.
Leyó de nuevo el informe. Todavía no había dicho nada. Simplemente que era responsable de preparar el plan de secuestrar al G20 y que quería hablar con él.
…
Tiró la carpeta encima de la mesa. Las fotos de los hombres muertos en el asalto de las fuerzas especiales de desparramaron por las mesas. El padre Fenris giró la cabeza y miró las fotos.
- ¿Por qué Padre?. ¿Es esta la obra de Dios que tanto os empeñais por extender?.-
- Los caminos del señor son inexcrutables - Fenris contestó impasible.
- ¡No me jodas Fenris!, tengo a 4 hombres buenos muertos y quiero saber por qué!-
Fenris levantó los ojos de las fotos y miró al policia, - yo diría que no ha sabido hacer su trabajo-.
A Ronnie le dieron ganas de coger al cura de su sotana y hacerle comer todas y cada una de las fotos, pero se contuvo, por el momento.
Fenris volvió a mirar las fotos. - Cuando abandoné el seminario me mandaron al hospital St Francis, tenía que dar consuelo y esperanza a los enfermos terminales de cancer. Allí, quiso Dios que conociera a Peter Lacking, alto cargo de la empresa farmaceutica Zenecal. Peter quería limpiar su alma antes de morir. Me contó que tenían una vacuna contra el cancer que nunca llegaría a los enfermos. Después de tantos meses viendo morir a niños, jovenes, mujeres y hombres no podía creer como Dios podía dejar que la gente sufriese de esa manera.
Entonces, comprendrí que como Dios se presentó a Moises como una zarza ardiendo, a mi se me presentó como Peter Lacking. “Ve y libera a mi pueblo, que dejen de sufrir”. Tenía la misión, pero necesitaba el medio, el báculo de moises. Entonces conocí a John Goodman. Un hombre destrozado por el cancer pero con una fuerza, determinación y liderazgo sin igual. Solo tuve que darle el primer empujón: le ayudé a sobreponerse de la quimio y le conté lo que sabía de industrias Zenecal. Como si estuviera guiado por Dios andó solo el resto del camino.
Ronnie escuchaba atotino el relato del cura sin encontarle el sentido. - Pero te disparó, te dejó medio invalido.- Fenris sonrió. - Decisión de Dios, sin duda. Lo importante era que John convenciera al resto de hombres para que se unieran a nuestra causa. Si para eso tengo que estar cojo el resto de mi vida. Que así sea.-
- Pero, ¿que pretendías conseguir con todo esto?, ¿matar a John y a los otros?- Como si de una respuesta se tratara alguien golpeó con fuerza el cristal y luego un agente entró en la sala. - Sargento, tiene que ver esto- gritaba mientras encendía la pequeña televisión de la sala.
La pantalla dividida en cuatro imágenes mostraban la misma escena, cientos de manisfestantes apostados delante de un edificio. El letrero sobreimpreso en la imágenes rezaba: Industrias Zenecal atacada por todo el país. Y abajo, la muerte de 4 hombres enfermos de cancer desatan la ira de la población.
Fenris bajó la cabeza mientras recitaba:
-Y los hijos de Yahvé vieron la verdad en los ojos de Moises, se liberaron de sus ataduras y exigieron el cese de su sufrimiento a los que tanto dolor y muerte les habría provocado. Y este Dios vengativo y piadoso les condujo a la tierra prometida.-
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